El subtitulado de vídeos en otros idiomas, e incluso en el propio idioma del vídeo, es una de las estrategias más efectivas para llegar a un mayor volumen de público y así darse a conocer.
En un mercado cada vez más globalizado e interrelacionado como el que ahora existe, las fronteras se han desdibujado e Internet hace posible que, sin movernos de un lugar, podamos llamar la atención de cualquier persona sin importar el lugar ni el momento en que se encuentra. Bajo esta sencilla premisa ya por todos asumida, toda empresa que pretenda optimizar su imagen corporativa, sus presentaciones, sus vídeos promocionales y, en definitiva, su estrategia de marketing online para que ésta aporte los frutos esperados, deberá plantearse seriamente la comunicación en otros idiomas.
En el momento de expresar el mensaje emitido por uno de estos vídeos corporativos existen dos opciones: el doblaje y el subtitulado. Ambas técnicas pueden ofrecer unos resultados finales semejantes sin embargo el doblaje presenta un coste mucho mayor pues precisa de tantos locutores como idiomas a los que deseemos doblar el audio, además de un proceso de edición mucho más largo y laborioso.
Frente al doblaje, el subtitulado de vídeos en otros idiomas se presenta como la mejor opción para llegar a más público, ya sean clientes y/o usuarios potenciales, ya sean posibles inversores.
De entrada, el subtitulado de vídeos en otros idiomas, el esfuerzo por llevarlo a cabo, ya demuestra el interés de la empresa por llegar a un mercado concreto, algo que dice mucho a favor de la filosofía corporativa y de sus valores, más aún cuando también integramos ese subtitula en el mismo idioma del vídeo para que personas con problemas de audición puedan acceder al contenido.
Además, el subtitulado permite la visualización del vídeo sin audio, algo ideal en presentaciones, conferencias, cursos de formación, etcétera, o pausar la reproducción para centrar la atención en un determinado mensaje mostrado en pantalla. El subtitulado también facilita el aprendizaje de otros idiomas a la vez que permite observar los tonos y acentos originales de las voces que hablan.
Y a nivel económico, como decíamos, sus costes son mucho menores que el doblaje; una vez tengamos el texto traducido al idioma o idiomas deseados, sólo habrá que introducirlo en el archivo de vídeo respetando los ritmos del audio, sin necesidad de realizar modificación alguna en el sonido.