En los últimos años el sector de las comunicaciones ha vivido una transformación sin precedentes impulsada por las características intrínsecas aportadas por el que ahora es el mayor medio de comunicación del mundo, internet. Hablamos del hipertexto, o la posibilidad de enlazar contenidos relacionados de forma que es el usuario el que acaba por decidir la estructura de los contenidos a los que tiene acceso, desde su principio hasta su final; hablamos de la multimedialidad, o la posibilidad de combinar diversas formas de expresión (imagen, vídeo, texto, audio) en un mismo soporte enriqueciendo así exponencialmente la calidad de los contenidos; y hablamos de interactividad, o la posibilidad de que el usuario interactúe con los contenidos de forma que ya no podemos hablar de un emisor activo y un receptor pasivo en sentido estricto.
Este último aspecto, el de la interactividad, ya ha saltado del medio internet al medio televisión creando contenidos combinados que se complementan y desembocando en la convergencia de ambos. Por ello, realizar contenidos interactivos es una opción para la que se debe recurrir también a una productora de televisión pues ésta cuenta con los recursos profesionales, tanto materiales como humanos, y con los conocimientos adecuados acerca del medio, para diseñar contenidos interactivos de calidad y efectivos.
Hablamos, por ejemplo, de publicidad interactiva con la que el espectador usuario puede interactuar. Spots de televisión que pueden ser “captados†por una aplicación de telefonía móvil para ampliar información, participar en concursos y sorteos, etcétera. O de contenidos interactivos como complemento a los contenidos de televisión: aplicaciones que van aportando información adicional según el transcurso del programa en televisión.
La posibilidades en la creación de contenidos interactivos son inmensas pero su éxito efectivo sólo depende de la calidad y profesionalidad que una productora de televisión puede aportar.