La planificación previa es el primer paso necesario para conseguir un presupuesto acertado. Con este objetivo es vital conocer claramente qué es lo que se pretende conseguir gracias al vídeo y a quién va dirigido.
No todas las empresas tienen los mismos propósitos y por lo tanto no todas requieren el mismo estilo videográfico pero sí un mensaje claro que llegue de forma directa a su público objetivo. Una vez que esta parte está bien definida y se va a desarrollar una idea acorde al tamaño y personalidad de la empresa se pasa a valorar las necesidades reales del vídeo.
De este modo se comienza a presupuestar un vídeo corpporativo a partir de las diferentes fases de producción: preproducción, producción y postproducción. Para empezar hay que determinar el número de días que se van a invertir en todo el proyecto, el número de profesionales que van a participar en cada una de las fases de elaboración, así como el equipo técnico y algunos aspectos concretos.
El modo distribución del vídeo corporativo también hay que considerarlo a efectos de costes, por ejemplo muchas empresas entregan una muestra en DVD a sus clientes o a sus empleados. En definitiva, en el presupuesto se debe considerar todas las variables que repercuten en el vídeo, desde las dietas hasta el alquiler de micrófonos.