Un vídeo promocional es una excelente herramienta en la sociedad de la comunicación en que nos encontramos inmersos.
En contra de lo que muchos pueden considerar, el vídeo promocional no está limitado a empresas u organizaciones como tampoco debe ser entendido única y exclusivamente como el trampolín hacia la “popularidadâ€. Es decir, también aquellos que aspiran a dedicarse profesionalmente al mundo de la moda, la televisión, el cine, etcétera y aquellas empresas y/o personas que cuentan con una larga trayectoria, pueden y deben hacer uso del vídeo promocional no sólo para continuar dándose a conocer al mundo, sino principalmente para mejorar su imagen y conversión.
Mejorar la imagen y mejorar la conversión son dos aspectos intrínsecamente unidos aunque más bien, el segundo debe ser el resultado del primero pero, ¿en qué consiste la conversión?
La conversión puede ser definida como la tasa de rentabilidad de un negocio es decir, la relación existente entre, por ejemplo, aquellos que visitan nuestra tienda y aquellos que finalmente realizan una compra efectiva. O la relación entre aquellos que visualizan nuestro video promocional y los que acaban por contratar nuestros servicios. De ahí que el vídeo promocional sea igualmente válido para una tienda online de fotografía que para una modelo o actriz que presta sus servicios.
El paso previo para mejorar la conversión pasa, innegablemente, por mejorar la imagen. Y en ello el vídeo promocional resultará una herramienta de suma importancia.
Este vídeo promocional dependerá del tipo de negocio de que se trate, o de los servicios que se ofrezcan, así como del público potencial al que esté dirigido. Determinados dichos extremos, será esencial mostrar empatía, conectar con el público al que se dirige el vídeo, ofrecerle lo que necesita. Y todo ello envuelto de una calidad altamente profesional que, a su vez, transmitirá la profesionalidad de aquello que se está promocionando.