El panorama audiovisual está experimentando una profunda transformación, y el mercado español no está exenta de ella. La convergencia entre medios tradicionales, fundamentalmente la televisión, e internet, es un hecho desde hace años; en la actualidad, podemos navegar por internet desde las pantallas de nuestro televisor, o podemos ver nuestros contenidos favoritos de la televisión en nuestros ordenadores. Pero esta tendencia se ha visto acentuada aún más en los últimos tiempos; por un lado, los dispositivos móviles y el abaratamiento de las tarifas de datos permiten que ese disfrute se pueda efectuar en cualquier momento y lugar; por otro lado, las nuevas plataformas de contenidos en streaming y a la carta también han contribuido a cambiar la forma en la que consumimos contenidos. Todo ello, como no podía ser de otra forma, ha propiciado cambios en el sector de la producción audiovisual, e impulsado nuevas tendencias que constituyen el presente y futuro de este sector tan multidisciplinar y creativo.
Bajo este panorama, la competencia es feroz, tanto si nos referimos a películas, como si hablamos de series de televisión, de anuncios e incluso de vídeos corporativos. Ahora, el valor añadido ya no radica en contar con un vídeo, sino en que ese vídeo sea lo suficientemente original, innovador y atractivos, como para despertar el interés de un usuario cada vez más exigente que esté dispuesto a difundirlo y, en el mejor de los casos, convertirlo en un fenómeno viral.
Para lograr ese objetivo, son diferentes las tendencias en producción audiovisual que han ascendido hasta la cima del protagonismo, tanto en lo que se refiere a medios, como a técnicas de distribución y, por supuesto, creatividad:
- Mayor presencia de los contenidos móviles, susceptibles de ver vistos en cualquier momento y en cualquier lugar gracias a la proliferación de smartphones y tablets.
- Aumento de la interacción con los vídeos a través de sistemas como el reconocimiento de gestos o la tecnología táctil que permitan, por ejemplo, decidir el final de una historia.
- Omnicanalidad pues, como decíamos al principio, las películas, los documentales o las series han dejado de ser patrimonio exclusivo de la televisión. Las aplicaciones en dispositivos móviles e incluso en televisiones inteligentes brindan a la carta los contenidos que el usuario desea, cuando los desea.
- Producción audiovisual en tiempo real. Parece una locura, sin embargo, la retransmisión de vídeo en directo está adquiriendo una importancia cada vez mayor gracias a herramientas como YouTube o, sobre todo, Periscope.
- Nuevas formas de contar historias donde la linealidad ha perdido importancia a favor del 3D, nuevos efectos especiales, la interactividad…
- Colaboración con la audiencia para la generación de contenidos. Netflix ha protagonizado varios buenos ejemplos de ello creando video campañas para redes sociales en los que el protagonismo recaía, por ejemplo, sobre los tuits publicados por sus usuarios.
- Mayor protagonismo de técnicas como la animación, stop motion, motiongraphics, 3D, whiteboard, etcétera.