Para muchas pequeñas empresas la producción de un vídeo corporativo supone una gran inversión. Es normal que se tengan dudas, especialmente en un primer momento, cuando se desconoce el alcance del resultado.
El trabajo previo, antes de la grabación del vídeo, será el tiempo mejor invertido, puesto que permite prever posibles percances y evitar derroches inncesarios de recursos. Lo primero, y más evidente, es conocer el público al que se dirige la empresa y sus potenciales intereses, porque no hay que olvidar que un vídeo corporativo busca persuadir de una idea ya sea internamente o de cara al exterior. Para que el vídeo sea efectivo ha de ser breve e impactante.
Si no se tiene claro cual es el punto de partida, una buena técnica consiste en realizar un listado de contenidos que el cliente o público pueda considerar atractivos o interesantes. El siguiente paso es sintetizar una idea general y transformarla en un guión. En esta fase se desarrolla el mensaje en relación a la anterior lista de contenidos, el éxito o fracaso del vídeo corporativo dependerá de este mensaje.
Es importante tener en cuenta el tipo de empresa a la que representa el vídeo y sus limitaciones porque las expectativas inalcanzables pueden suponer enormes trabas en el proceso de realización. En este sentido y dependiendo de los recursos, la sencillez y claridad, que no simplicidad, es una sana filosofía. En este sentido, diferenciar lo que se debe decir de lo que no es fundamental a la hora de comenzar con la escritura del guión.
Si la fase previa al rodaje está bien trabajada se evitarán posteriores dificultades, optimizando así los recursos y sacando el máximo provecho al precio del audiovisual.
Un abrazo.